Diagnóstico microbiológico. Su importancia en las infecciones quirúrgicas

DOI: http://dx.doi.org/10.5281/zenodo.1467777

ARTÍCULO DE REVISIÓN

 

Diagnóstico microbiológico. Su importancia en las infecciones quirúrgicas

The microbiological diagnosis. Importance in surgical infections

 

 

Mario Humberto Vásquez Peralta1

Reinaldo Enrique Comboza Morales1

Israel Vinicio Vargas León2

María Gabriela Gallegos Valverde2

Erika Lisseth Peña Murillo3

Alison Cristina Simancas Racines4

 

1 Hospital General IESS Latacunga, Cotopaxi. Ecuador

2 Centro Clínico Quirúrgico Ambulatorio Hospital de día IESS Macas, Morona. Santiago. Ecuador

3 Hospital Provincial General Docente de Latacunga, Cotopaxi. Ecuador

4 Universidad Central del Ecuador, Quito, Pichincha. Ecuador

 

 


RESUMEN

Introducción: Se calcula una prevalencia total de infección de la herida quirúrgica del 5 al 10 %.
Objetivo: Resumir los principales elementos que definen el diagnóstico microbiológico y su importancia en las infecciones quirúrgicas, así como analizar aquellos factores que favorecen la proliferación microbiana en las heridas quirúrgicas.
Planteamiento: En la actualidad la infección del sitio quirúrgico constituye la tercera infección nosocomial más habitual y la más importante entre los pacientes operados. El acercamiento a este tema se justifica plenamente si se toma en consideración la diversidad de intervenciones quirúrgicas que se realizan actualmente.
Conclusiones: El diagnóstico microbiológico es fundamental tanto para definir la fase de la infección como para identificar el microorganismo que afecta el resultado de la operación, ya que contribuye a conocer la sensibilidad a los antibióticos y a elegir adecuadamente el tratamiento.

Palabras clave: infección nosocomial; sitio quirúrgico; diagnóstico microbiológico; proliferación microbiana; heridas quirúrgicas.


ABSTRACT

Introduction: Total prevalence of surgical site infection is calculated to from 5 to 10% of surgical interventions.
Objective: To summarize the main elements defining the microbiological diagnosis and its importance in surgical infections, and analyze those factors that favor microbial proliferation in surgical wounds.
Development: At present, surgical site infection is the third most recurrent nosocomial infection and the most important among operated patients. The approach to this topic is fully justified if the diversity of surgical interventions currently performed is taken into account.
Conclusions: The microbiological diagnosis is fundamental both to define the infection phase and to identify the microorganism affecting the result of the surgical intervention, because it contributes to knowing the sensitivity to antibiotics and to select the treatment appropriately.

Key words: nosocomial infection, surgical site, microbiologic diagnosis, microbial proliferation, surgical wounds.


 
INTRODUCCIÓN

La infección del sitio quirúrgico (ISQ), anteriormente conocida como infección de la herida quirúrgica (IHQ), es la tercera infección nosocomial más habitual (14 a 16 %) y la más importante entre los pacientes operados (38 %). Dos tercios de las infecciones se deben a la incisión y el espacio que la circunda; la infección del sitio quirúrgico es la causa del 77 % de las defunciones de pacientes operados y en el 93 % de los pacientes existe una relación entre el órgano y su alrededores.

Cada ISQ significa un incremento promedio de 7,3 días de estancia hospitalaria posoperatoria. Esta estadística demuestra la importancia que deben prestarle todos los estudiantes, residentes, docentes y cirujanos a la infección de la herida para vigilar y disminuir potencialmente el número de infecciones derivadas del acto quirúrgico. Sin embargo, para estudiar de una manera correcta la tasa de infecciones y poder compararla con la que presentan otras intervenciones quirúrgicas, es imprescindible agrupar los criterios de diagnóstico y las definiciones concernientes a la infección nosocomial. Además, es importante distribuir a los enfermos en diversos grupos con factores de riesgo análogos.1

Se calcula una prevalencia total de infección de la herida quirúrgica de 5 a 10 % de los pacientes, dato que se modifica en dependencia del tipo de operación (de 1% en la operación limpia a 15% en la denominada operación sucia), de la definición de IHQ que se utilice y del sistema de vigilancia de infecciones nosocomiales empleado en cada hospital.

En ginecología se estima una cifra cercana al 5 %. Por lo general, se piensa que la aparición de una IHQ duplica la estancia hospitalaria y los costos de esa intervención. Según el Ministerio de Sanidad y Consumo, existe una mortalidad directa por IHQ de 0,6 % y una relacionada con la IHQ de 1,9 %.

La IHQ es el resultado de la interacción entre los gérmenes patógenos y el huésped. Se cree que la contaminación de la herida quirúrgica es un factor necesario para que aparezca una infección, en dependencia de la respuesta del huésped.2

El objetivo de este trabajo es resumir los principales elementos en torno al diagnóstico microbiológico y su importancia en las infecciones quirúrgicas, así como analizar los factores que provocan la proliferación microbiana en las heridas quirúrgicas. El estudio de este tema se justifica plenamente si se tiene en cuenta la diversidad de tipos de cirugías existentes en la actualidad, así como los resultados de las investigaciones sobre este aspecto de salud que impacta tanto a estudiantes, a docentes y a las instituciones de salud.

Según la Dirección Nacional de Estadística del Ministerio de Salud Pública de Cuba,3 la cirugía general se clasifica en mayor o menor. Dentro del primer grupo se incluyen las intervenciones que se efectúen en el cuello, tórax, abdomen y pelvis, mientras que la cirugía menor comprende la extracción de verrugas de la piel, de quistes sebáceos y lipomas entre 5 y 10 cm de diámetro en cualquier zona del cuerpo, ya que que las de mayor tamaño se extraen con anestesia general.

También se consideran cirugías menores las biopsias ganglionares en el cuello, las axilas y la región inguinal y las incisiones para drenajes de abscesos del tejido celular subcutáneo en cualquier lugar del cuerpo, aunque en algunos casos se necesite anestesia general intravenosa, así como las pleurotomías mínimas para extraer el aire y los líquidos de las cavidades pleurales pericárdicas y abdominales y las suturas. Las intervenciones quirúrgicas de cabeza y cuello y de mamas se incluyen en este último grupo.

Por su parte, la cirugía mayor en pediatría incluye las intervenciones de cara, cuello, tórax y abdomen. En tanto, la cirugía mayor en neonatalogía abarca cuello, tórax y abdomen, y la menor incluye las operaciones de cabeza y cuello.

La cirugía mayor reconstructiva y la caumatología se encargan de la desconexión y remodelado de los colgajos locales, los injertos de piel parcial tomadas con dermatomo, los colgajos cutáneos de tamaño mediano o grande, los colgajos fascicutáneos de las extremidades, los colgajos musculares o musculocutáneos y los colgajos libres microvascularizados, así como de la colocación de implantes o prótesis y de la cirugía oncoplástica de mamas. La cirugía menor, por su parte, se ocupa del cierre directo de las heridas abiertas (zona cruenta), del injerto pequeño de piel obtenido con bisturí, de los colgajos locales de piel pequeños y de la corrección de cicatrices.

La cirugía vascular periférica se se ocupa de todo tipo de cirugía arterial (venosa, sistema nervioso simpático, sistema linfático de las extremidades (linfedemas), amputaciones, entre otras) y la cirugía menor, de lso desbridamientos de tejidos necróticos en las extremidades (necrectomías), así como de las ostectomías e incisiones y de los drenajes de abscesos.

Otros tipos de cirugías se relacionan con la dermatología, la ginecoobstetricia (en esta última se puede encontrar un amplio campo clasificatorio de cirugía de mínimo acceso), la oftalmología, la neuroftalmología, la oftalmología pediátrica, la oncología, la ortopedia, la otorrinolaringología, la urología (en esta especialidad existe una amplia subclasificación que incluye tanto la cirugía abierta o convencional como la cirugía endoscópica mínimamente invasiva y la cirugía maxilofacial).

Un estudio realizado por Zúñiga, Escobar, Arango, Pardo, Espinosa y Bernal4 plantea que los procedimientos más frecuentes son los siguientes: cirugía cardiaca sin trasplante (74 %), cirugías abdominales (8,4 %) y otros tipos de cirugías no abdominales que incluyen los trasplantes de corazón, las neurocirugías, los procedimientos ortopédicos, urológicos, vascular periférico e intervenciones en el tórax (18 %).

La investigación realizada por Morales5 destaca el predominio de las operaciones de urgencia con anestesia general. Las enfermedades abdominales agudas inciden directamente en el mayor número de intervenciones quirúrgicas, y se consideran un factor predictivo de muerte en los adultos mayores, aspectos de valor para la enseñanza médica.

El diagnóstico microbiológico tiene mucha importancia, no solo para definir el estado de la infección, sino para conocer el microorganismo que afecta al organismo y poder determinar a qué antibiótico es sensible y así escoger apropiadamente el medicamento local y sistémico que el paciente necesita.

 

Desarrollo

Factores que favorecen la proliferación microbiana en las heridas quirúrgicas

Hoy en día, es necesario que los profesionales en formación se familiaricen con los factores que favorecen la proliferación microbiana en las heridas quirúrgicas.

Algunos factores de riesgo exógenos para los pacientes con infección nosocomial después de una intervención de corazón son la diabetes mellitus, la enfermedad pulmonar crónica, la obesidad, la insuficiencia renal, la desnutrición, el coma y la inmunodeficiencia. Por su parte, los factores de riesgo extrínseco son el uso de catéter central, la sonda urinaria y la nasogástrica, la ventilación mecánica,la nutrición parenteral, los fármacos inmunosupresores y la sedación con fármacos.

La infección del sitio quirúrgico después de una operación de corazón se debe esencialmente a la contaminación microbiana exógena durante la intervención quirúrgica, lo que explica el predominio de cocos grampositivos de origen cutáneo y, en menor número, la presencia de bacilos gramnegativos. Otras infecciones son provocadas por el desarrollo del foco infeccioso como la bacteriemia primaria (en general relacionada con el uso de catéteres centrales), la neumonía nosocomial, la infección urinaria causada por la sonda vesical y la contaminación de los drenajes quirúrgicos. Se debe conocer que ni el tipo de cirugía (coronaria versus valvular) ni la profundidad de la infección tienen relación con los diferentes orígenes de las ISQ. En algunos pacientes se ha constatado mayor presencia de S. aureus en las infecciones más profundas y aumento de la resistencia a la meticilina en la mediastinitis.6

En décadas anteriores, las ISQ eran provocadas esencialmente por bacterias grampositivas, pero la introducción de nuevos antibióticos y tecnologías, entre otros adelantos, ha posibilitado que los gérmenes gramnegativos originen infecciones, así como los gérmenes grampositivos, hongos y virus. Los gérmenes que se observan con más frecuencia en la mayoría de los pacientes operados son los enterococos, entre ellos E. Coli, Proteus sp, y St. aureus. Un factor importante en los últimos años relacionado con las ISQ es la resistencia antimicrobiana. Esta situación ha dado lugar a la disminución de las opciones de tratamiento y al aumento de los costos del tratamiento, debido a la necesidad de administrar medicamentos caros.7

La tasa de complicación de las ISQ varía según el tipo de intervención y de institución hospitalaria. Según la clasificación tradicional de las heridas, las cirugías limpias tienen menor probabilidad de infectarse, aunque esto puede variar de acuerdo con el procedimiento quirúrgico en sí. Las tasas más altas de infección se observan en la cirugía cardiaca (2,5 infecciones por 100 egresos), la cirugía general (1,9 infecciones por 100 egresos) y la cirugía de traumas o quemados (1,1 por 100 egresos). El tamaño del hospital y el hecho de que a la vez sea un centro de enseñanza son elementos importantes, pues en los hospitales docentes que cuentan con más de 500 camas, la frecuencia de las ISQ suele ser más alta (8,2 infecciones por 100 egresos). La contaminación microbiana del área quirúrgica es inevitable y la contaminación de la herida quirúrgica pueden tener diferentes causas:

a) Endógenas: fuentes de contaminación que proceden de la piel del enfermo o de las membranas mucosas colindantes con el sitio de la incisión o de una víscera hueca manipulada durante la intrervención quirúrgica.

b) Exógenas: en las operaciones limpias, o sea, cuando el cirujano no incide cavidades contaminadas, el ambiente de la sala de operaciones, el propio cirujano y los miembros del equipo quirúrgico se convierten vectores sustanciales para la contaminación.

c) Hematógenas o linfáticas: la diseminación hematógena o linfática de los microorganismos se produce esencialmente durante la intervención quirúrgica y es poco posible que suceda durante los cuidados postoperatorios, ya que 24 horas después de la operación las heridas cerradas de primera intención están adecuadamente selladas, lo que las hace resistentes a una posible infección.

Entre los factores de riesgo más comunes de una infección del sitio quierúrgico se pueden mencionar: la diabetes mellitus, la hipoalbuminemia, la gravedad de la enfermedad, la obesidad, la edad avanzada, una estancia preoperatoria prolongada, un foco infeccioso en un sitio anatómico distante, la desnutrición y la hiperglucemia perioperatoria. Otros factores relacionados con el procedimiento quirúrgico son la hipotermia perioperatoria, la operación de abdomen bajo, la contaminación bacteriana transoperatoria, el rasurado y el tiempo prolongado de la operación.8,9

Importancia del diagnóstico microbiológico de las heridas quirúrgicas

Además de los factores de riesgo, hay que conocer y socializar la importante función que desempeña el diagnóstico microbiológico de las heridas quirúrgicas.

Desde 1847, cuando Ignaz Phillipp Semmelweiss demostró la responsabilidad del personal médico y paramédico en la infección puerperal y más tarde, en 1864, cuando Joseph Lister introdujo los métodos de asepsia y antisepsia en la cirugía, la prevención de las infecciones quirúrgicas empezó a mejorar notablemente.10

En el periodo 1965-1995 se establecieron los factores de riesgo preoperatorio que permitieron mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de las infecciones quirúrgicas. En 1964, el National Research Council de los Estados Unidos, citado por Delinger,11 presentó una clasificación de las heridas que facilita predecir la posibilidad de infección que existe en relación con el grado de contaminación y con los procesos de antisepsia.6

Es de suma importancia difundir en la comunidad docente y asistencial que el aumento del riesgo de infección del sitio quirúrgico varía de acuerdo con determinados factores relacionados entre sí, por ejemplo, el estado del paciente y el procedimiento quirúrgico, y los que se relacionan con el microambiente de la herida quirúrgica.

Los factores de riesgo de infección quirúrgica que deben tenerse en cuenta después de una cesárea son: preeclampsia, nuliparidad, corioamnionitis, desproporción cefalopélvica, cesáreas anterirores, presentaciones anómalas, retardo del crecimiento fetal intrauterino, compresión funicular, sufrimiento fetal, placenta previa y desprendimiento prematuro de la placenta normal; a los que se añaden la urgencia y la prisa de las intervenciones, la gran pérdida de sangre y la manipulación vaginal.

En el año 1991, el National Nosocomial Infection System, citado por Buitrón y colaboradores,12 valoró tres criterios de pronóstico de infecciones quirúrgicas: estado funcional integral del paciente, tipo de herida quirúrgica y tiempo de operación.

El Centro de Control de Enfermedades ha llevado a cabo proyectos de vigilancia y seguimiento epidemiológicos entre los que se destacan un estudio de la eficacia del control de la infección nosocomial (Study of efficacy of nosocomial infection control) y en 1999 la publicación de la "Guía para la prevención de la infección del sitio quirúrgico". Esta metodología se aplica en todo el mundo e incluye criterios para el conocimiento, la clasificación, la epidemiología, la patogénesis y la vigilancia, según la cual las infecciones del sitio quirúrgico pueden clasificarse en tres tipos:

a) Infección de la incisión superficial del sitio quirúrgico.

b) Infección de un órgano o espacio del sitio quirúrgico.

c) Infección de la incisión profunda del sitio quirúrgico.

En el año 2000, autores pertenecientes al Institute of Medicine (IOM) publicaron "To Err is Human: Building a Safer Health System"13 y caracterizaron la infección nosocomial como uno de los principales problemas de salud pública, tembién destacaron la necesidad de implementar sistemas de prevención de las infecciones nosocomiales para perfeccionar la calidad asistencial en los centros sanitarios.

En 2002 quedó claro que, los pacientes de la comunidad no hospitalizados, pero en relación directa con el sistema de salud, presentaban bacteriemia con focos infecciosos y causas muy parecidas a los de los pacientes ingresados en el hospital, en comparación con los que se observan en la comunidad de pacientes sin ningún contacto con el sistema de salud. Friedman14 clasificó las "infecciones relacionadas con la asistencia de salud" y planteó los criterios de inclusión vigentes en la actualidad:

a) Paciente con hemocultivos positivos obtenidos durante las primeras 48 horas del ingreso.

b) Hospitalización en el domicilio con tratamiento endovenoso.

c) Cuidados especializados de la herida en un centro ambulatorio.

d) Hemodiálisis ambulatoria.

e) Tratamiento con quimioterapia 30 días antes de la bacteriemia.

f) Ingreso durante 2 o más días en un hospital por dolor agudo 90 días antes de la bacteriemia.

g) Residencia en un centro geriátrico o de larga estancia.15

Los autores de "Diagnóstico microbiológico de las infecciones asociadas a dispositivos biomédicos", del Cueto, del Pozo, Franco y Marín,16 argumentan que el diagnóstico microbiológico de estas infecciones es complejo, y en ocasiones solo puede realizarse después de retirar el dispositivo. El tratamiento de las muestra de cultivo mediante sonicación, técnica aplicada en décadas recientes como método diagnóstico de las infecciones asociadas a prótesis articulares, ha demostrado mayor sensibilidad que el cultivo de los tejidos que rodean el implante, sobre todo en aquellos enfermos con tratamiento antibiótico.

Apenas hay experiencia con esta técnica para diagnosticar la infección asociada a otros dispositivos; no obstante, podría llegar a ser un método ventajoso, ya que permite desagregar la biocapa de la superficie del dispositivo. Además, la aplicación de la técnicas moleculares basadas fundamentalmente en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR por sus siglas en inglés) a las muestras y al material obtenido mediante sonicación, ha demostrado alta sensibilidad y especificidad en el caso de ciertos tipos de dispositivos. Es esencial saber diferenciar entre celulitis e infección relacionada con el implante para poder aplicar el tratamiento más adecuado. Desgraciadamente, hasta hoy no existen técnicas de referencia para diagnosticar una infección relacionada con un implante de mama.

Los estudiantes, docentes y el personal asistencial deben saber interpretar con precisión los resultados microbiológicos, porque los microorganismos que más asiduamente causan este tipo de infecciones son microorganismos que contaminan con frecuencia las muestras. Se debe tener en cuenta, además, que las infecciones debidas a implantes pueden transcurrir con una carga baja de microorganismos, por lo que en ocasiones es conveniente utilizar medios de enriquecimiento e incubación expandida para evitar los resulatdos falso negativos de los cultivos.

Esta situación provoca el aumento de la cantidad aislada de los contaminantes, lo que complica la interpretación de los resultados de los cultivos. Aunque se puede efectuar una ecografía para excluir la presencia de colecciones alrededor de los implantes, la falta de colecciones no excluye el diagnóstico de la infección. Si se caracterizan objetivamente las colecciones se puede efectuar una punción por aspiración guiada por ecografía. El material debe enviarse al laboratorio de microbiología para realizar la tinción de Gram y la resistencia ácido-alcohol, además del cultivo bacteriológico y de micobacterias. Se deben extraer hemocultivos en aquellos casos que se presenten con un cuadro séptico o sospechoso de bacteriemia. Si definitivamente se elige retirar el implante, este debe colocarse en un contenedor estéril y llevarlo al laboratorio de microbiología para un cultivo con sonicación. En las infecciones asociadas a implantes de mama no existe mucha experiencia en el uso de esta técnica para diagnosticar una infección asociada; no obstante, podría constituir una herramienta ventajosa ya que la formación de biocapas constituye un factor patógeno clave en el avance de estas infecciones. La importancia de cultivar el implante es que la muestra puede obtenerse directamente en el lugar de la infección. La principal limitación de este método es la fácil contaminación de las muestras durante la extracción del implante y el procesamiento.

En los pacientes con síndrome urémico hemolíticfo (SUH) es decisiva la orientación inicial hacia los síntomas para identificar el foco en los pacientes con sospecha de sepsis, la apropiada recogida de las muestras microbiológicas y la selección del tratamiento antimicrobiano empírico. El conocimiento del estado clínico del paciente y sus antecedentes, en especial, con operaciones recientes, es una ventaja para la búsqueda del foco y el origen de la sepsis. Como parte de los estudios complementarios con el objetivo de orientar el grado de afectación del paciente y revelar su origen se aconseja realizar hemograma (recuento y fórmula leucocitaria), análisis bioquímicos (con glucosa, iones, calcio, urea, creatinina, aspartato aminotransferasa [AST], estudio de coagulación (plaquetas, dímero D y fibrinógeno), alanina aminotransferasa [ALT], bilirrubina y lactato), gasometría arterial o venosa, sedimento de orina, electrocardiograma (ECG) y radiografía de tórax. En algunos hospitales se realiza habitualmente la procalcitonina (PCT) y la proteína C reactiva (PCR).

El diagnóstico microbiológico se basa en detectar los microroganismos patógenos o sus huellas en el sistema inmune del paciente en un cuadro clínico determinado. La confirmación de las causas de la infección en el laboratorio es imprescindible para administrar el tratamiento antimicrobiano adecuado y desde el punto de vista epidemiológico es importante para determinar el foco. Los datos que se pueden conseguir del laboratorio dependen de la calidad de la muestra enviada. La muestra debe tomarse antes del tratamiento con antibiótico y debe ser adecuada (en condiciones de asepsia, evitar la exposición de la muestra a desinfectantes, darle importancia a los productos frescos, líquidos y biopsias en lugar de obtenerlas de las torundas, y preferentemente de los bordes de la herida) y en cantidad suficiente (la viabilidad bacteriana en ciertas muestras es exigua por factores fisicoquímicos; en otros casos, como en el del líquido cefalorraquídeo [LCR], es necesario hacer varias investigaciones para una muestra escasa).

Las muestras serológicas se someten a un control posterior para examinar la seroconversión o los cambios de titulación de los anticuerpos. Para el diagnóstico microbiológico se recogen muestras microbiológicas de todos los lugares que pudieran constituir sindrómicamente el foco inicial (LCR, esputo, líquidos corporales, entre otros). El hemocultivo es muy importante para diagnosticar la causa, pues es positivo en el 50% de los pacientes con sepsis. Otros cultivos de fácil obtención y buena rentabilidad son los urocultivos, ya que la orina también constituye el foco más frecuente de sepsis en los pacientes mayores de 65 años.17

Se ha demostrado que cuando el sitio operatorio se halla contaminado con más de 105 microorganismos por gramo de tejido, el riesgo de infección de la herida quirúrgica es elevado, y el número de gérmenes necesarios para desencadenar una infección es mucho menor cuando se identifican materiales extraños en el sitio de la operación. La microbiología puede variar según el grado de contaminación de la herida, así en las operaciones limpias es más frecuente la presencia de gérmenes grampositivos. Staphylococcus aureus es el patógeno principal. En las intervenciones quirúrgicas próximas al periné existe mayor probabilidad de contaminación con microorganismos gramnegativos debido a los cambios en la colonización de la piel en esa zona. Las operaciones limpias contaminadas tienen mayor riesgo, porque es posible el acceso a áreas normalmente colonizadas; por eso se administran antibióticos sistémicos y contra las infecciones intestinales antes de la intervención quirúrgica para reducir el riesgo de infección.

En las operaciones de colon las bacterias contaminantes principales son Escherichia coli y Bacteriodes fragilis y en el tracto genital femenino se observa flora polimicrobiana con un microorganismo anaerobio diferente, Bacteriodes species. En las heridas sucias infectadas es común hallar microorganismos colonizadores como E. coli, Klebsiella, B. fragilis, Clostridium species y estreptococos anaerobios. La microflora de los abscesos y de las infecciones intrahospitalarias contiene gérmenes multirresistentes como Pseudomona sp, Enterobacter sp y enterococos.18,19

 

Conclusiones

La infección de la herida quirúrgica es un problema frecuente (5 %) potencialmente mortal e incrementa notablemente la morbilidad, los costos y la estancia en el hospital. Se recomienda efectuar una vigilancia activa de las IHQ después de la operación para tener un diagnóstico temprano de estas infecciones y tratarlas eficazmente. La prevención de la aparición de la IHQ debe ser una prioridad constante de todo el equipo implicado en el proceso preoperatorio, perioperatorio y postoperatorio. Para el cirujano, el lavado de la manos y la higiene en general, así como una buena técnica quirúrgica son las formas de prevención más importantes.

El diagnóstico microbiológico es fundamental tanto para definir la fase de la infección como para identificar el microorganismo que daña el resultado de la intervención quirúrgica, así como para establecer la sensibilidad antibiótica y elegir el tratamiento adecuado.

Es indispensable que la investigación en esta área del conocimiento se preocupe por desarrollar nuevas técnicas diagnósticas para la identificación microbiológica de los microorganismos durante la etapa preoperatoria.

 

Conflicto de intereses

Los autores expresan que no tienen conflicto de intereses.

 

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Recibido: 12/0472018
Aprobado:07/06/2018

 

 

Mario Humberto Vásquez Peralta. Hospital General IESS Latacunga, Cotopaxi. Ecuador
Correo electrónico: mhariov@hotmail.com

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